6/6/09


Nuestra bendita y Cupido profesora había arreglado una vez más el encuentro, tras tantos intentos fallidos. Era una noche muy bonita para salir, todos estábamos muy contentos, aunque yo sentía por dentro cierto grado de nerviosismo. Innecesariamente claro, sabía que no iba a pasar nada, yo no lo quería, veía sus intenciones, simplemente para una vez, eso es lo que quería y yo sentía que si eso pasaba nunca iba poder hacer callar las mariposas de mi interior, y lo peor, me destrozaría por dentro saber que simple y solamente fue eso:
una vez. Por eso, mejor no arriesgarme.
Una vez adentro, lo vi. Estaba con los chicos, como siempre tan canchero, sintiéndose irresistible. Era precisa al decir que sabía en cierto grado lo que yo sentía por él. – Imposible no saberlo –pensé. La obviedad de mis sentimientos se había hecho mucho más clara este último tiempo, a pesar de intentar con todas mis fuerzas mantener las mariposas dentro mío, ellas insistían todo el tiempo el saltar desbocadas dentro de mi corazón, mi estomago, haciendo que con ello me sonrojara más de lo debido.
Era una chica fuerte a pesar de todo y resistí los miles de intentos suyos en hacerme caer, eran peores mis convicciones que su seducción. Era mayor mi miedo que las ganas de arrastrarme aunque sea por una vez con él. Así logré llegar a esa noche, y no podía dejarme vencer justo ahora.

No hay comentarios:

Publicar un comentario